3.5.08



Una frase que perdura de la charla con mi padre (a quien sólo veo unas tres veces al año), dicha muy al principio: "A mí ya no me importa enfermar, de lo que sea". Mi padre, Doctorado en Ciencias en una universidad francesa, que una lejana tarde de hace 25 años me soltó el único golpe que recuerde, durante un regaño. Me veo ante el instante de la duda, la súbita resolución... devuelvo el golpe con todas mis fuerzas, y otro, y otro más que no hacen la menor mella, pero si crea algo parecido a una mirada de rencor de su parte (quizás es la memoria, subjetiva y traidora porque está ligada a nuestros afectos). A veces creo que allí empezó todo, una suerte de segunda vida, de errancia en la furia, donde la sumisión arde y la sedición triunfal, por sutil que sea, ha reemplazado al orgasmo en su papel de "pequeña muerte".