19.10.08

Una niña gentil, de un cabello largo y lacio, de rasgos indígenas, sentada de lado al final de una larga escalera de caracol, con las manos sobre las rodillas flexionadas. Las amplias aperturas y el objeto elevado en medio del recinto revelan que se trata de un campanario. Afuera la noche luce brillante porque la única luz en el entorno proviene de la luna. Toda la escena es una monocromía en matices de azul cobalto.

"Too late, kid", dice, mirándome, y estalla en carcajadas. Oscuridad.